No hace más de dos años, presencié una conversación muy interesante acerca del mundo de las compañías discográficas. Con respecto a la venta de discos, un tipo dijo que, en el mejor de los casos, por cada álbum que vende un artista, no obtiene más de $1. Hoy un CD simple con 10 o 15 canciones no sale menos de $30. El "pequeño porcentaje restante" es tomado por una empresa. El músico hace sus fortunas no con venta de grabaciones, sino con presentaciones en vivo, entrevistas,

Tomando aquella conversación como medio o fundamento: ¿una banda que vende $3000 discos por año, estaría en contra de las infinitas descargas y escuchas posibles de sus canciones en la web?, ¿le preocuparía perder $3000 por año para amortizar tamaña distribución? Si no son una manada de canallas, contestarían NO. Solo artistas codiciosos que venden millones podrían molestarse. Y las empresas discográficas se molestarían un poquito más. Ese es el punto pudamental en esto.
Yo soy un amante de los CDs originales, pero por una cuestión de calidad, no de obediencia. Debe uno tener los oídos bien abiertos para no caer en una mascarada de empresarios con cara de cantor. Esto es, mientras mas canciones se descarguen de Internet, menos discos se venderán. Algo muy sencillo de entender pero muy difícil de pensar.
El año pasado descargue de Internet el álbum Extraordinary Machine de Fiona Apple para una primera escucha. Me resultó una obra maestra, hermoso, atrevido, transgresor. Aún sigo pensándolo. Luego de unas semanas decidí comprarlo en una de las sedes de una prestigiosa cadena de disquerías. Pagué el disco algo de $32. Al escucharlo, descubrí rápidamente que las versiones de los temas no eran las mismas que yo había escuchado, eran "diferentes". Su estructura, instrumentación e interpretación habían cambiado, y no precisamente para mejor.
La historia es la siguiente. El álbum se habría terminado de grabar en Mayo de 2003 y contaba con la producción artística del talentoso multiinstrumentista Jon Brion. La discográfica Epic había decidido retener el álbum y no sacarlo a la venta por creer que era poco comercial y no tener un corte de difusión apropiado. Los Fans de Apple, descontentos con la noticia, lanzaron una campaña a modo de protesta bajo el nombre de "Free Fiona". Mágica y paulatinamente, las canciones comenzaron a filtrarse una a una en distintas páginas web. Esto no fue más que una cobarde y estratégica manipulación por parte de Epic.
En Octubre de 2005, luego del suspiro empresarial, Extraordinary Machine fue a la matriz y se incorporó al mercado. Esta vez bajo la producción de Mike Elizondo. Pero esta versión tenía cambios, esas "diferencias" que yo percibí aquella vez. Modificaciones que, supuestamente, lo harían digerible a la masa pero que entorpecerían la moral y la intensidad emotiva del álbum.
Resumiendo: La versión que actualmente está en Internet es harto mejor que la que esta a la venta en todas las disquerías del mundo. Mi teoría, hasta antes de escuchar ambas versiones del disco de Fiona Apple, era: "Hay que saber distinguir entre cuales son los discos que merecen ser comprados, por su calidad de audio y arte de tapa, y cuales otros deberían ser descargados orondamente". Aun la creo verdadera, pero para hacer la distinción, aconsejo agudizar no solo los oídos, sino los cinco sentidos.
Aquí está el Link para descargar, orgullosamente, la bella "versión Internet" de Extraordinary Machine:
http://www.mediafire.com/?i71o93wgg5u